martes, 5 de mayo de 2009

Rio abajo!!

Voy montada sobre una imagen que carece de importancia, una de esas que se pierden en las ondulaciones del ego, de esas que se precipitan y nos dejan sin aliento porque nos golpean y nos sorprenden siempre cuando no logramos dar con el centro, cuando nos falta el equilibrio, cuando se nos pierde el ser uno y seguimos siendo todo, y así flotamos en el vacío de la ambigüedad que corrompe todo. Y si nos vendemos, nadie nos critica porque es parte del existir, la prostitución ya se ha convertido en un cargo importante, otorga estatus, nivel social, prestigio, te permite escalar los peldaños para estar dentro de un universo que domina todo, en un universo en el que no existen más que sólo miradas hostiles, sonrisas sangrantes, miradas lastimosas.

Voy, estoy, soy en este abismo…una más…aterrada por lo que será, porque no quiero parir, pero me queda poco tiempo para matar lo que hay dentro de mí, y me cuesta conciliar el sueño viviendo en una calle alejada del tránsito humano. Y no lloro, no puedo llorar, debo entender que por mucha sangre que pierda debo ser capaz de atravesar para llegar al río, ya que cuando toque el agua corriente abajo estaré a salvo de esta vorágine.

Caminar en dirección opuesta a está dirección que me marcan es casi imposible, las humillaciones me hacen perder fuerzas, las risas burlonas, las caras desencajadas, los puños amenazantes, me sumergen en un profundo y oscuro temor que no se manifiesta para dejar de ser….es un miedo que persevera por sobre mis rodillas. Que cala en mis huesos y me esconde.

Y el río se pierde a ratos de mi, porque no escucho el agua correr, el agua suena a veces más cerca, otras muy lejos, y en otras ocasiones no la escucho, la pierdo, se vuelve casi el eco de un sueño, casi…

Hay días en que la caza no es brutal y descanso a la orilla de brazos que se extienden y me buscan, pero no llegó a ellos, sólo cerca, lo suficiente como para sentir el calor. Mas no me engaño, son apariencias, en este lado solo hay bestias, del otro lado los brazos están sin daños, están puros, limpios, esperando…

El sollozo de un niño me asusta, son sólo temores. Te llamó, ¿estás?


No te escondas, escucho el río, debes cruzar conmigo…!
¿No alcanzas mi mano?, el agua está fría, pero no corre con fuerza, toma mi mano, te pierdo, te has ido….


¡Mis temores lavados son los que corren río abajo!