jueves, 25 de febrero de 2010

A - dolescente


Había comenzado a olvidar...olvidar lo dificil de mantener vigente el camino construido, ese que se nos vuelve tan terriblemente dramatico y sin sentido en algún momento en que adolecemos de perspectivas, de criterio de autoestima, de amor propio, porque el unico amor que nos importa es el del resto...nos mata el pensar que nuesros padres nos odian, que nuestros amigos nos envidian, que estamos solos y que nadie entiende lo que pensamos. ah! había olvidado lo considerablemente irritante que puede llegar a ser un adolecente con impetu, con ganas de sobresalir...me había olvidado porque creo que me dolió mucho estar en esa fase eterna de la vida en la que somos nada, y somos todo a la vez!

Hoy me lo recordaron con un bofetón que me dejó angustiada, distraída tratando de recordar mis argumentos para bailar sobre la espesura del carácter que arrastre en todos estos años y me tarde lo suficiente para agotar varias paciencias amigas.
Que diferente es estar frente a un adolescente y notar sus carencias y serlo...morirnos es lo que mejor nos podría pasar a esa edad, y cuando ya nos llega la consciencia luchamos diariamente por estar vivos y poder tener la posibilidad de disfrutar todos los días que la existencia nos regale esto tan divino que nadie sabe qué es, pero que nos permite estar respirando de un cielo, caminando sobre una tierra jugando a ser dioses...
¡Que pequeños somos!, adolescemos tanto, y durante tanto tiempo...que ahora que quedan destellos de aquella epoca en mí y no soy toda yo una adolescente, agradezco la perspertiva, agradezco la experiencia adquirida...agradezco los pasos mal dados, porque fuero ellos los que me llevan a estar tan convencida hoy de lo que debo cuidar en esta ruta...me ayudó a marcar y definir prioridades. Ya no va primero la duda, ahora mi equilibrio funciona con mayor regularidad, ahora mi familia, mis amores, mis recuerdos, mis principios, mis amigos...estan unidos indisolublemente.

Todos los días se sigue aprendiendo, si. Esto señores no termina nunca y eso es lo mágico del juego, que por mucho que caminemos no encontraremos el grial antes de la meta. Algunos a los que les gusta la poesía dicen que la meta está en la felicidad, otros en la sabiduría...otros simplemente en la experiencia y la ilusión...otros logran la unión perfecta de todo ello y otros mueren sin saber siquiera qué era lo que buscaban.

Yo, hoy retorno a mis letras, a mi vida convencida de algo...somos vida y debemos entregar lo que queremos recibir, eso es lo que tendremos, nada de más nada de menos. Por eso mientras antes aprendamos a observar, a valorar, a respetar...antes empezaremos a estar dichosos de vernos, de sentirnos, de vivirnos...


Y nuestra adolescencia quedará registrada para cada paso que queramos dar en este divino placer de existir...